“VIAJE” A LO MÁS PROFUNDO

En la profundidad de las aguas negras, si el buzo coloca su mano a 20 centímetros del visor de la escafandra verá… nada. Oscuridad absoluta.

Nadando en medio de la negrura y protegidos de la inmundicia sólo por el grueso traje, son los encargados de inspeccionar a varios metros de profundidad la zona de lumbreras, rescatar los materiales que tapan los canales, desazolvar para evitar inundaciones e incluso, “rescatar” llantas de avión, refrigeradores, automóviles e incluso animales como perros, puercos y caballos, y hasta cuerpos humanos.

En un día de trabajo y dependiendo de las circunstancias, una inmersión a las aguas negras va desde los 30 minutos hasta las 4 horas seguidas, exponiéndose a una serie de accidentes que van desde cortaduras con algún tipo de material o la pérdida de comunicación que mantienen mediante un sistema en el caso.

Del equipo original del Buzos del Drenaje Profundo del Sistema de Aguas de la Ciudad de México queda sólo uno de los integrantes originales, Julio Cu Cámara, quien a sus 53 años y ya jubilado, entrena a dos jóvenes para que cumplan con este oficio único en el mundo. Fotos: © Enrique Ordóñez/Cuartoscuro.com

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