Kodak: Muerte por el embate de los pixeles
La quiebra del gigante fotográfico, fabricante número uno de película en sus mejores tiempos, Kodak, echó el último puño de tierra a la fotografía que durante más de un siglo recurrió a los rollos, esos magazines en los que se cargaba y preservaba el material sensible a la luz, listo sólo para cuando el disparador de la cámara fuera activado por el usuario, y entonces tiempo y luz reflejaran la imagen que se fijaría en la película emulsionada con sales de plata, fórmula mágica que hizo de los fotógrafos, físicos y químicos, y en un nivel mayor, alquimistas, merlines que forjaron misteriosas imágenes al secreto de un cuarto oscuro.
Pero el jueves 19 de enero concluyó el acto mágico. Kodak se acogió al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras, quizá agotado de resistir el embate de los pixeles que ocasionó la muerte de legendarias marcas en el terreno fotográfico: Minolta, Agfa, Ilford, Polaroid… Y el surgimiento de firmas electrónicas antes ajenas a la foto: Panasonic, Sony, Samsung… Así como la adaptación exitosa de otras: Canon y Nikon.
El jueves el mercado de valores de Nueva York suspendió las actividades de Eastman Kodak (EK), cuyas acciones en su último movimiento cayeron a 0.36 centavos de dólar. La bolsa de valores informó que las acciones de Kodak cayeron durante 30 días consecutivos por debajo del mínimo de un dólar, y en los últimos 12 meses acumularon una perdida de 93.1 por ciento.
Y aunque las filiales de la empresa fuera de Estados Unidos, país de origen de la marca oriunda de Rochester, no están incluidas en la solicitud a la Ley de Quiebras que se presentó en un tribunal de Nueva York, por lo que se prevé sigan operando, lo cierto es que la quiebra pone la cereza al fin de una era en la fotografía, y su noticia impacta a nivel global.
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