¿El reto?, permanecer: Alejandro Castellanos
Entrevista a Alejandro Castellanos, director de CI
XV años del Centro de la Imagen
A quince años de la creación del Centro de la Imagen -institución pública encargada del desarrollo de los programas estatales en el ámbito de la Fotografía- el balance arroja: una reducción presupuestaria, que para este año sólo le permite ejercer un millón de pesos; una merma en el programa de sus talleres que se limita a un seminario anual que atiende sólo a 15 alumnos; condiciones reglamentarias rígidas para negociar con la iniciativa privada; criterios no totalmente transparentes, por ejemplo en la definición del programa de exposiciones; la aparente fusión del programa de investigación con el editorial (pues la investigación tangible se concentra en la revista-libro Luna Córnea); una comunidad cuyo crecimiento ha rebasado las expectativas; y el reto de saberse institución referente e impulsora de la fotografía contemporánea en México y América Latina.
Alejandro Castellanos, director del CI desde hace siete años acepta charlar con Cuartoscuro sobre las condiciones del Centro a 15 años de su fundación. Aunque dice que no le corresponde a hablar de su propia gestión, conforme transcurre la platica admite: “como en toda gestión hay momentos brillantes y momentos que no lo son, es lógico… sé que ha habido altibajos en el programa de exposiciones, pero en general se ha mantenido una consistencia en cuanto a los proyectos”, y expresa su satisfacción en programas como el Seminario de Fotografía, el proyecto de FotoGuanajuato y Luna córnea.
Haciendo un recuento, Castellanos destaca que la fundación del CI es la institucionalización de la promoción de la Fotografía, por iniciativa de la sociedad civil, en la que intervinieron “Víctor Flores Olea, desde su posición como funcionario y por su propio interés y vocación por la Fotografía; Pablo Ortiz Monasterio, quien hace la transición entre el Consejo y el Centro, y Patricia Mendoza, primera directora del Centro, en cuya gestión se establecieron vínculos con la comunidad y México se perfiló como una potencia en el ámbito de la imagen a nivel internacional”.
¿Qué decir ante quien no está de acuerdo con la forma de operar del CI y acusa “proceso no claros”?
Todo es abierto. El centro tiene una dirección, Patricia en su momento tuvo una orientación, yo la tengo también. Trato de que así sea. Al ser una institución pública está abierta a que se ejerza crítica. En cuanto al programa y definición de los contenidos uno tiene que tomar decisiones, y asumo que desde mi posición en la dirección las he tomado en cuanto a los contenidos, siempre, eso sí, en colaboración con los diferentes investigadores, curadores, que forman parte del CI; siempre ha habido acuerdos para definir la exposiciones que se exhiben, los números que se publican de Luna cornea, la orientación de los proyectos que se realizan… Es fácil asumir una opinión critica sin matizar los contenidos de esa posición. No es que no me preocupe estoy atento a las observaciones… Hay que tener presente también que como sociedad pasamos por una transición muy compleja…
¿Qué papel juega el CI como institución cultural en esta transición?
A veces sobredimensionamos los estados de crisis, porque hay una narrativa que tiende a eso, al melodrama. Obviamente hay muchos rezagos…Hay que ver lo que tenemos realmente en el caso de esta institución, si uno lo pone en la balanza siempre sale ganando México. Lo vemos en proyectos como la Bienal, los fotógrafos jóvenes de México que están ahí no tiene nada que pedirle a los fotógrafos del mundo, eso no depende del CI, pero el Centro ha participado en todo esto, y es ahí donde se pueden evaluar las políticas. Lo que intentamos es ir a contracorriente de esa visión pesimista.
¿La corrupción ha alcanzado a instituciones culturales como el CI?
Si vemos cuánto gana un jugador de fútbol, pues eso de la corrupción es relativo… Hay una situación crítica porque el presupuesto es reducido, y hay una gran demanda de servicios, no sólo en la cultura. En el caso de la Fotografía es obvio que, por ejemplo, el CI no se podía hacer cargo de la misma dinámica que en su momento tuvo con los talleres de fotografía, que es un área que se ha visto esencialmente acotada por los recursos, pero es obvio que antes no había tal cantidad de talleres impulsados por fotógrafos que han generado sus propios programas fuera del Centro, lo que es extraordinario. Ahí es donde se puede ver que el esfuerzo ya no debe de corresponder a una sola instancia como estamos acostumbrados a pensar.
¿El CI privilegia a ciertos personajes o grupos?
En sí el campo de la Fotografía es un campo de élite, en general los que se dedican a la fotografía profesionalmente son personas con ciertos recursos económicos. Si lo vemos en una perspectiva amplia y sobria, el campo de la Fotografía es un campo reducido y dentro de ese campo hay grupos, no necesariamente confabulados, y hay relaciones de poder en un campo cualquiera. Obviamente uno toma decisiones dentro de un proceso y dentro de una institución que tiene que ver con cómo generar equilibrios dentro de ese campo…
La percepción de que haya ciertos individuos, o grupos en su relación con el CI es hasta cierto punto normal, porque cuando se dice Conaculta, en relación con la becas, por ejemplo, somos un grupo pequeño los que nos dedicamos a esto de manera permanente, eso es real, si lo comparamos con el grueso de la sociedad.
El Estado mexicanos ha hecho mucho por ese grupo pequeño, y le ha sido muy redituable al Estado y a la sociedad porque finalmente si algo tiene México ante el mundo es la cultura… Hay muchos bemoles, contradicciones, paradojas, problemas en estas relaciones de poder, pero si uno hace un balance matizado, pienso que a la larga sale ganando la sociedad y los grupos artísticos que participan de los proyectos.
En tu gestión no ha sido prioridad impulsar cursos o talleres, por cuestiones económicas, como ya lo mencionaste, ¿cuál ha sido tu prioridad?
Permanecer. Hacer que el Centro mantenga un cierto perfil, sabiendo que hay cosas que están en mis manos y cosas que no. Obviamente siempre pienso en mejorar, y que las cosas caminen bien, y todos lo días trabajo para eso, a veces las condiciones son de permanecer, que haya una visión como la de Luna Cornea (hacer una edición de Luna Cornea al año justifica un proyecto así, no lo hacen en el mundo), eso es un lujo que se da la cultura de México, y en el mejor de los sentidos, porque hay que reconocer que el hecho de que aquí tengamos15 chicos año estudiando fotografía, tratando de traerle tres o cuatro maestros muy buenos en el mundo y gente del mejor nivel de México si es un semillero que a lo mejor no alcanza, pero es útil en términos de mantener una presencia y una expectativa y una posibilidad de que sea un sistema que se replique en otros lugares.
Siendo autocríticos, como ejercicio sano que puede ayudar a crecer ¿qué le falta al CI?
Hay que renovar las instalaciones en la parte de atrás, la museografía. Hay un aspecto que muchos nos demandan que es la difusión; tener mejores referencias del trabajo del CI, pera mí ahí la salida es Internet; hace falta reforzar las referencias que pueda tener el público general y especializado, eso sí le toca al CI, sí estaremos en falta si no lo asumimos porque para eso sí tenemos condiciones. Es el único espacio que puede crear una referencia sobre la fotografía contemporánea de América Latina. Habrá quien pueda hacerlo fragmentariamente, pero esa es la visión inicial. Hay una responsabilidad del patrimonio que tiene el CI porque a futuro es su mayor garantía de permanencia, y más adelante como un centro de investigación, que se refleja en Luna Córnea, por eso no sólo se ha mantenido sino que se ha procurado que sirva de referencia.
Requerimos mejores condiciones de gestión, porque en las situación en la que estamos es difícil promover la participación de la sociedad en los programas del Centro, hay muchos candados y procesos, que se han puesto precisamente para evitar estas cuestiones de la corrupción y eso hace muy difícil generar acuerdos, convenios y procesos de intercambio.
El vínculo con América Latina es otra clave del proyecto. La fotografía en AL tiene un gran potencial en este momento, se están dando situaciones nuevas en el continente, hay una gran intención e interés de colaboración, pienso que México en ese sentido ha perdido perspectiva a diferencia de lo que pasó hace 30 años.
En esta relación con el extranjero ¿es necesario esperar que otros reconozcan a los fotógrafos mexicanos para que aquí se les reconozca?
La referencia de la fotografía mexicana es buena, no como en Francia o Estados Unidos, pero como una referencia sólida, y sí, aquí en México nos hacen falta siempre más recursos para reconocer. A Lázaro Blanco, por ejemplo, ahora trabajamos con él para hacer una exposición a principios del año que viene; es una figura fundamental de este proyecto, y de la enseñanza.
El problema es de todos, incluyendo al CI y mi propia dirección, uno trata de impulsar. Es obvio que en ese punto la política cultural de México no ha caído en cuenta de la riqueza y el potencial que tiene con sus fotógrafos; hay dos que han ganado el premio Nobel de la Fotografía, que es el Hasselblad, en ninguna otra disciplina tenemos eso, es obvio, está a la vista.
RECUADRO FOTOSEPTIEMBRE
En septiembre próximo el Centro de la Imagen deberá presentar el festival Fotoseptiembre sobre el que Castellanos comenta: “Estoy tratando de definir en este momento un festival que tenga una identidad más o menos clara para que convoque a la gente en función también de que se reconozcan mejor a los autores a los que tienen una cierta trayectoria”.
En esta edición por primera vez se está convocando a una Feria de libro de fotografía de autor, siguiendo un modelo ya existente en Argentina. Los interesados pueden consultar las convocatorias para el festival en la página del CI: http://centrodelaimagen.conaculta.gob.mx/