VARICELA AGRAVA CRISIS EN LAGUNA LARGA

Entre los muros de láminas y palma de las casitas en el campamento de Laguna Larga, se ha esparcido la varicela. Ante la falta de vacunas o medicamentos, las madres untan a los niños con remedios del monte elaborados de hojas de árbol de tinta, ciruela, madre cacao y la semilla de calabaza para mitigar la comezón y el ardor.
El surgimiento del brote ha agravado la crisis de desplazados guatemaltecos en territorio mexicano.
Han pasado ya más de dos años desde que el gobierno guatemalteco, a través del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), accionó un operativo de más de mil 400 policías, 400 militares y personal del CONAP para desalojar de su comunidad y viviendas a los habitantes de la aldea Laguna Larga, situada en el llamado Triángulo Candelaria en la Reserva de la Biosfera Maya, en el departamento El Petén.
Hasta el día de hoy, de la aldea sobreviven solamente las ruinas, el pasto ha crecido y deja ver apenas los restos de las viviendas, iglesias y establecimientos, inmuebles que fueron destruidos con moto sierras y quemados aquella noche del 2 de Junio del 2017, por el elementos del ejército nacional.
La escuela sigue en pie, ocupada por un destacamento militar del ejército Guatemalteco, el cual la organización defensora de Derechos humanos “Voces Meseoamericanas”, quienes han acompañado a los desplazados guatemaltecos, asegura se trata de un “Batallón Kaibil Destacamento Militar Laguna Larga”.
Los 490 habitantes de Laguna Larga sobreviven hoy y desde la noche del desalojo en la línea de demarcación entre México y Guatemala en donde establecieron su campamento. En el año 2000, indígenas y ladinos, provenientes de distintas regiones de Guatemala como Ch’orti’s de Chiquimula, Q’eqchi’s de Petén e Izabal, Kakchiqueles del altiplano, entre otras, se asentaron en esta localidad que se encuentra a sólo 3 kilómetros de la línea fronteriza entre los dos países.
Autoridades mexicanas del Instituto Nacional de Migración y Grupo Beta apoyaron a los desplazados guatemaltecos durante las primeras semanas del desalojo con asistencia médica y alimentos enlatados, pero al día de hoy los guatemaltecos desplazados no reciben apoyo por parte de ninguno de los dos gobiernos.
MARTÍN ZETINA /CUARTOSCURO.COM
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