REPORTAJE. CARNAVAL DE COYOLILLO, ALBERTO ROA
[slideshow_deploy id=’45368′]
Con una población de no mas de 4 mil habitantes en el pueblo de Coyolillo, Actopan, Veracruz, celebran “La Negreada” o “Carnaval de Coyolillo” tradición que se originó en siglo XVII.
Esclavos de origen africano, específicamente de Guinea, Nigeria, Mandinga, Congo, Costa de Marfil, Cabo Verde, Burkina Fasso, Somalia, Mali y otros países, fueron traídos al continente para trabajar en las plantaciones de caña en las principales haciendas de el ahora municipio de Actopan y fueron ellos quienes iniciaron esta celebración.
El atuendo tradicional consiste en principalmente una máscara labrada en madera simulando un toro, un venado o un carnero, ahora también con personajes de luchadores y demonios, un “vestido” que consiste un ropón de retazos, una capa larga con flecos, también elaborada con retazos de tela, y un gorro con flores de papel.
El baile semeja a la danza del Gule Guamkulu de Mozambique, Mali y Zambia, que originalmente se realizaba con fines didácticos; adultos, portando máscaras de animales cornudos, representaban a los tratantes de esclavos y a los vicios, perseguían a las mujeres y asustaban a los niños mismos para enseñarles normas de moral con esta danza y de esa manera integrarlos a la vida adulta.
Esclavos de origen africano, específicamente de Guinea, Nigeria, Mandinga, Congo, Costa de Marfil, Cabo Verde, Burkina Fasso, Somalia, Mali y otros países, fueron traídos al continente para trabajar en las plantaciones de caña en las principales haciendas de el ahora municipio de Actopan y fueron ellos quienes iniciaron esta celebración.
El atuendo tradicional consiste en principalmente una máscara labrada en madera simulando un toro, un venado o un carnero, ahora también con personajes de luchadores y demonios, un “vestido” que consiste un ropón de retazos, una capa larga con flecos, también elaborada con retazos de tela, y un gorro con flores de papel.
El baile semeja a la danza del Gule Guamkulu de Mozambique, Mali y Zambia, que originalmente se realizaba con fines didácticos; adultos, portando máscaras de animales cornudos, representaban a los tratantes de esclavos y a los vicios, perseguían a las mujeres y asustaban a los niños mismos para enseñarles normas de moral con esta danza y de esa manera integrarlos a la vida adulta.