REANÁLISIS DE UNA REVOLUCIÓN
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“El más formidable levantamiento en favor de los ideales de justicia en el siglo XX”, así califica el investigador Bryan Davis a la lectura fotográfica de la Revolución Mexicana y asegura que “los archivos deben ser Patrimonio de la Humanidad”. Miles de imágenes revueltas en acervos, algunos perdidos, otros parte de colecciones privadas, son analizadas por el investigador en un estudio en Nueva York dentro de la zona de Queens.
“Es un poema inspirador que puede ser leído por las nuevas generaciones de fotógrafos”, expresa al hablar de la importancia de la conservación de cada una de estas fotografías, pues al haber sido una de las primeras revoluciones que fue documentada con equipos que conseguían fijar la imagen con calidad, la trascendencia histórica significó “un tesoro invaluable”.
Al tiempo, el investigador cuestiona, inquisitivo: “¿Cómo fue posible que nuestros bisabuelos lograran con esas cámaras réflex, a veces imprácticas y aún en desarrollo, tal perfección?”
El trabajo se basa en un análisis de la obra de fotógrafos mexicanos y extranjeros que le dieron cobertura a uno de los momentos clave de la historia de México, el período revolucionario.
Bryan intenta catalogar por temas las fotografías para hallar el común denominador de cada expresión fotográfica, un intento de genealogía revolucionaria gráfica; una expresión que de acuerdo con su descubrimiento, es siempre producto de un ojo en terreno desconocido, parecido a un “montaje cinematográfico, perfecto y dramático”. El gran paraíso de los fotógrafos del mundo, lo piensa así.
¿Pero cuál fue el interés del investigador en tanto a la Revolución Mexicana? Actualmente Bryan Davis ocupa su tiempo en el estudio de la fotografía de este período como parte de su tesis de posgrado en la Universidad de Nueva York. En un comunicado compartido por Conaculta, comenta en entrevista con Apro Bazán que el proyecto es independiente pues no cuenta con apoyo de ninguna institución mexicana localizada en Estados Unidos. Sin embargo su interés creció cada vez más cuando su biblioteca personal se llenó de libros acerca del movimiento revolucionario en México.
Fotografías pertenecientes al Archivo Casasola, o de los fotógrafos Hugo Brehme y James Hare, además de cientos de fotógrafos anónimos, de los que Bryan Davis lamenta que no exista registro de éstos pues desafortunadamente no firmaron sus trabajos, están siendo analizados por el investigador que reitera que la Revolución Mexicana “fue también la revolución de las imágenes”.
Después del estudio de los archivos más importantes en el tema, se topó con «las joyas poco conocidas». Como se menciona en el comunicado, el corresponsal inglés James Hare, quien capturó el paso de los revolucionarios por la frontera estadounidense, legó aquella fotografía, «ejemplo de solidaridad y de la amistad entre México y Estados Unidos, donde en el Río Bravo los ciudadanos estadounidenses lanzan regalos y objetos útiles para las fuerzas maderistas, quienes las recogen del otro lado».
“Algunos son claramente fotógrafos norteamericanos que solían escribir en las impresiones en positivo el evento que habían capturado, tal es el caso de las imágenes captadas en Chihuahua en 1912 en las que vemos al coronel orozquista Rodrigo M. Quevedo avanzar con su ejército, y en cuya placa puede leerse ‘Col Quevedo and his cavalry’. Como esa hay muchas con distintos tipos de letra, pero que evidentemente pertenecen a corresponsales de diarios norteamericanos. Quizá algún día algún investigador hurgará en los archivos de esos periódicos, si es que aún existen, para hacer un análisis comparativo de su escritura y conocer así sus identidades”, relata a Bazán.
La gama de emociones transmitidas a través de aquellas fotografías, de las que el investigador asegura que “aún hay mucho por descubrir de la Revolución a través de sus imágenes», van de la celebración revolucionaria hasta el episodio de la Decena Trágica, como lo muestra una fotografía de Manuel Ramos que circuló inclusive en diarios fuera de México. Es una imagen en donde se encuentran tendidos decenas de cadáveres sobre una plaza de la Ciudad de México; un niño, un adulto que no alcanzó a cruzar las vías del tranvía, un jinete que fue alcanzado por la muerte todavía a lado de su caballo ya sin vida. «Pocas veces en la historia gráfica del mundo llegaron a contemplarse escenas de tal dramatismo».
Las imágenes hablan no sólo de la lucha por la democracia, sino de la defensa de los derechos humanos por el mismo hombre, se expresa así Bryan Davis acerca de la importancia de su investigación, quien anunció una próxima visita a México para continuar con su estudio.