Pibipollo: la comida como símbolo de muerte y resurrección
Fotos y texto por: Maira Tulia Pérez
La comida en México va mucho más allá del deleite, pues para cada celebración hay un platillo, una bebida, un sabor que nos conecta con nuestras tradiciones y las personas que nos rodean, pues no importa si tienes mucho o poco, siempre habrá una razón para compartir un plato con el otro. Un ejemplo de ello es la familia Mijangos Balan, originaria de Tinun, Campeche. Desde hace 40 años elaboran con los pibipollos en honor a las ánimas que han partido como parte de la tradición del Hanal Pixan.
En la inculturación del pensamiento maya y el español, el ‘pib’ es un símbolo de la muerte y la resurrección, donde la masa representa el cuerpo del ser humano; el cool o la mezcla de recado, simboliza la sangre; mientras que la presas pudieran significar el cuerpo y la masa y la envoltura, su lugar de reposo.
A doña Ermenegilda Balan Canché, matriarca de la familia, sus padres le enseñaron a preparar este platillo, que se convierte más en un ritual, por eso casa año se asegura que cada miembro involucrado en el proceso siga los pasos al pie de la letra. Los preparativos inician el día anterior con el corte y el precocido de las hojas de plátano; a las 5 de la mañana del día siguiente alistan el nixtamal y, una vez cocido, lo llevan al molino, comienzan a limpiar el pollo, la carne de puerco, picar el jitomate, los chiles habaneros, moler el achiote y demás ingredientes para hacer el col. La familia también prepara el pib de xpelón, el frijol tierno característico de la región, relleno de pollo y de puerco.
Los hombres cortan la leña y hacen el hoyo que sirve de contenedor para cocinar los pibes, como si de enterrar algún difunto se tratara. Durante una hora los pibes permanecen expuestos al calor y comienzan a cocinarse poco a poco, pues las cosas bien hechas se hacen sin prisas, sin temor al tiempo.