MUJERES EN EL FUTBOL
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La temporada de futbol en la liga mexicana culminó con la coronación del equipo Santos de Torreón que tiene su casa en la Comarca Lagunera. Se acabaron los domingos familiares en donde la familia se reunía en torno al televisor a mirar jugar a los Pumas de la UNAM . Se terminaron los viernes botaneros y porque no decirlo, adiós a los juegos de bostezo.
En esta temporada llegó a su fin la carrera de uno de los futbolistas ídolos de la afición odiado por unos amados por otros, su nombre Cuauhtémoc Blanco quien dejo las patadas para entrarla a las trompadas que significa el mundo de la política y se postuló para la alcaldía de la ciudad de Cuernavaca en Morelos.
Cuartoscuro presenta una selección de fotografías hechas por las fotógrafas de Agencia Cuartoscuro, Isabel Mateos, Hilda Ríos y Gabriela Pérez Montiel aguzan cada semana su mirada, para atrapar caricias, gestos, golpes y encontronazos que los jugadores se propinan en su lucha por el esférico. También capturan las cabecitas, taconazos, media tijera, chilenas y demás argucias que tienen los jugadores para conseguir que el esférico se regoce en la redes del equipo contrario.
Se decía que el futbol es solo para hombres pero la mirada vivaz de las mujeres niegan esa premisa y demuestran que tienen instinto para seguir la jugada en intuir cuando una jugada puede culminar en el grito de goool que desahoga la garganta y hace vibrar y latir los corazones o cuando un delantero después de una gran llegada, acaricia al rival con tintes de romance. Ellas captan mejor que nadie esas caricias, besos y abrazos entre jugadores e incluso captan muy bien el baile que se da en el área en busca del ansiado balón.
Se decía que la foto en el futbol era el gol y no más, las mujeres rompen reglas y dirigen su lente a las gradas para documentar la ficción y la euforia que provoca un partido de 90 minutos en el que todos mundo se vuelve loco tras un balón, en el que se develan personajes salidos de caricatura o de la imaginación de los aficionados más aguerridos. En fin un espectáculo de 90 minutos en el que al final sólo queda el recuerdo del gol o del penalti fallado, un simple juego que emociona a millares de personas.
La temporada de futbol en la liga mexicana culminó con la coronación del equipo Santos de Torreón que tiene su casa en la Comarca Lagunera. Se acabaron los domingos familiares en donde la familia se reunía en torno al televisor a mirar jugar a los Pumas de la UNAM . Se terminaron los viernes botaneros y porque no decirlo, adiós a los juegos de bostezo.
En esta temporada llegó a su fin la carrera de uno de los futbolistas ídolos de la afición odiado por unos amados por otros, su nombre Cuauhtémoc Blanco quien dejo las patadas para entrarla a las trompadas que significa el mundo de la política y se postuló para la alcaldía de la ciudad de Cuernavaca en Morelos.
Cuartoscuro presenta una selección de fotografías hechas por las fotógrafas de Agencia Cuartoscuro, Isabel Mateos, Hilda Ríos y Gabriela Pérez Montiel aguzan cada semana su mirada, para atrapar caricias, gestos, golpes y encontronazos que los jugadores se propinan en su lucha por el esférico. También capturan las cabecitas, taconazos, media tijera, chilenas y demás argucias que tienen los jugadores para conseguir que el esférico se regoce en la redes del equipo contrario.
Se decía que el futbol es solo para hombres pero la mirada vivaz de las mujeres niegan esa premisa y demuestran que tienen instinto para seguir la jugada en intuir cuando una jugada puede culminar en el grito de goool que desahoga la garganta y hace vibrar y latir los corazones o cuando un delantero después de una gran llegada, acaricia al rival con tintes de romance. Ellas captan mejor que nadie esas caricias, besos y abrazos entre jugadores e incluso captan muy bien el baile que se da en el área en busca del ansiado balón.
Se decía que la foto en el futbol era el gol y no más, las mujeres rompen reglas y dirigen su lente a las gradas para documentar la ficción y la euforia que provoca un partido de 90 minutos en el que todos mundo se vuelve loco tras un balón, en el que se develan personajes salidos de caricatura o de la imaginación de los aficionados más aguerridos. En fin un espectáculo de 90 minutos en el que al final sólo queda el recuerdo del gol o del penalti fallado, un simple juego que emociona a millares de personas.