La fotografía de Xalapa a contracorriente
Texto: Alejandro Castellanos/publicado en el número 12 de la revista Cuartoscuro (mayo-junio 1995)
En general, la educación ha permanecido al margen del reconocimiento que actualmente tienen los trabajos de producción, conservación y difusión de imágenes en México. A contracorriente de esta tendencia, en los últimos veinte años, la enseñanza de la fotografía en la Universidad Veracruzana ha sido la base de un movimiento que ha contribuido decisivamente a ensanchar las posibilidades del discurso fotográfico en nuestra sociedad. En este periodo, los fotógrafos, investigadores y promotores culturales avecindados y/o formados en Xalapa han consolidado la única licenciatura de fotografía que existe en México; uno de los tres principales festivales de exposiciones que sobre el tema se realizan en el país: Junio, Mes de la Fotografía en Xalapa; y la mejor colección de libros de historia gráfica regional editada hasta el momento en la república: Veracruz: Imágenes de su historia.
Este movimiento ha provocado que el sistema educativo sustentado por la Universidad Veracruzana en torno a la fotografía constituya, hasta cierto punto, un modelo en relación a otros estados del país, así como a los procesos descentralizadores de la enseñanza profesional y la actividad cultural, tal y como pudo observarse en el I Foro México-Estados Unidos: Crónicas Fotográficas, que tuvo lugar el pasado mes de febrero en Xalapa.
La participación de Carlos Jurado, Nacho López, Miguel Fematt y Aurelio de los Reyes ha sido decisiva en este hecho, ya que su labor formativa ha propiciado la consolidación de un público atento al desarrollo de los acontecimientos que surgen en el ámbito fotográfico, así como la creación de una red de intercambio que vincula la experiencia y los logros de los fotógrafos xalapeños con grupos afines.
La publicación de la revista Zeta y la experimentación intensiva con procedimientos fotográficos alternativos a mediados de los setenta, la formación y actividad del grupo Foto-Apertura a mediados de los ochenta, el Encuentro de Fotógrafos Mexicanos con Aarón Siskind en 1985, la celebración de los 150 Años de la Fotografía en 1989 y la creación de la agencia de información gráfica Imagen Xarocha al final de la misma década, son los antecedentes de un movimiento amplio y complejo, en el que no han faltado las disidencias y la inconsistencia, señales de vitalidad de una comunidad que se muestra -junto a los músicos y escritores- como una de las más inquietas y productivas de la cultura veracruzana en este fin de siglo.
El reconocimiento académico de su medio de trabajo y los imperativos sociales propios de una tradición cultural genuina, como es la que se asienta en Veracruz, han motivado el surgimiento de una nueva generación de profesionales en México, quienes más allá del entendimiento de la fotografía como una simple oficio, conciben su práctica en relación de legítima igualdad con otras disciplinas.
Cualquiera que sea el futuro de la fotografía en el país, será necesario analizar los factores que han hecho posible este fenómeno. La ampliación de las posibilidades de producción, circulación y consumo de las imágenes pasa por el estudio y difusión de este caso, si queremos superar las limitaciones y la falacia de un sistema cultural (ejemplo de un esquema de poder excluyente y ajeno a la realidad nacional) para el cual la fotografía mexicana es solamente la producida por fotógrafos que tienen o han tenido su centro de trabajo en la Ciudad de México.