La desunión de los mexicanos, factor común entre la Conquista de ayer y hoy: M. Zavala
Si en este momento llegara a México Hernán Cortés seguro nos volvería a Conquistar porque prevalece la confrontación entre los mexicanos, situación que facilitó la conquista del imperio mexica. Así lo piensa el artista visual Manuel Zavala y Alonso, quien se dio a la tarea de estudiar la ruta que Cortés recorrió para conquistar a la Gran Tenochtitlán. El resultado son 18 obras fotográficas que este 9 de junio se inauguran en el Centro de la imagen, a las 19:30 horas, bajo el título La ruta de Cortés.
En entrevista con Cuartoscuro también comparte esa posibilidad de que la encarnación del conquistador en estos tiempos sean las grandes corporaciones que ya han invadido al país. A pesar de ello, realizó esta muestra con la esperanza de reflexionar sobre el México que aún se puede rescatar.
¿Qué busca cuando decide hacer la ruta de Cortes?
Ando buscando esclarecer, para mí, el personajes tan odiado que es Hernán Cortés y tan poco comprendido, y entender cuáles eran las condiciones que existían cuando llegó. Me mueve un sentido de amor profundo hacia lo prehispánico, yo era de esos que odiaban a Cortés y acabo reconociéndolo como un personaje indispensable para la formación de lo que hoy es México
¿Qué rasgos descubre en Cortés que lo hacen revalorar su papel en la historia?
Descubro un hombre muy inteligente, un estratega militar absolutamente brillante, un estratega político, un hombre que llegó a amar y a respetar a los pueblos indígenas. No era un hombre que llegaba a la matanza como fue Pizarro en Sudamérica o como los portugueses e ingleses que conquistaban a base de espada, sangre y pólvora; Cortes buscó conquistar a través de las alianzas, de la conveniencia política. Y se encuentra con un territorio ocupado por una serie de reinos confrontados entre sí, bajo el yugo del imperio mexica, comandado por el tlatoani Moctezuma, encuentra un odio terrible entre los pueblos indígenas. Lo que hizo Cortés fue unir fuerzas indígenas para lograr la conquista. Ironía de la vida, realmente la conquista del imperio mexica la llevan a cabo indígenas.
Otra de las cosas que es más que clara, es que México no existía, lo que enseñan en la “historia de bronce” es la conquista de México; no es cierto, se conquistan un territorio porque México no existe como tal. Entonces habría que replantear cuál es el papel de Hernán Cortés en la formación de México, y el papel fundamental es que llega, conquista reinos desunidos y planta una semilla para crear un territorio unido que primero se llamó Virreinato de la Nueva España, y dado el proceso histórico de las naciones acaba independizándose de España. De esa independencia nace una primera idea de imperio mexicano con Iturbide, y después de eso devino la idea y nacimiento, en el siglo XIX, de la República.
¿Cómo y qué lugares elige para marcar la ruta de Cortés?
Los elegí a través de estudiar las Cartas de relación de Hernán Cortés escritas al rey de Castilla, las crónicas de Bernal Díaz del Castillo, su Conquista de la Nueva España, y otros textos de cronistas que tenía a la mano como los de Diego Velázquez. Además de estudiar la biografía de Cortés que hizo José Luis Martínez. A partir de ahí ubiqué los puntos principales: Entra por Cozumel, llega a Tabasco, después de pelear durísimo, logra alianzas y ahí le entregan a doña Marina, a la que luego llamamos Malinche, sin saber por qué, porque Malinche le llamaban a Cortés; luego de recorrer el río Grijalva llega a la isla de San Juan de Ulúa, así la nombra, se dirige al norte, llega a la Rica Villa de la Veracruz (reino de Quiahuiztlán), se mueve hacia Cempoala, ahí hace la gran alianza con los pueblos totonacas y se viene con más de cien mil personas, prácticamente Cempoala queda abandonada. De ahí se van a Xalapa, y luego a Ixtamatitlán, en la sierra de Peubla, de ahí se baja a Perote y después a Tlaxcala, luego Cholula, donde sucede la primera matanza terrible a manos de uno de sus capitanes. De Cholula se van por una ruta secundaria para evitar un nfrentamiento con Moctezuma, sortean el camino principal de entrada a Tenochtitlán, por el lado norte del Iztaccihuatl, brincan por lo que hoy conocemos como Paso de Cortés, desde ahí Cortés se da idea clara de la magnificencia del Valle de México, de los grandes lagos: Texcoco, Chalco, y baja a Iztapalala para entrar por lo que hoy conocemos como la Calzada Ermita Iztapalapa, así llega a Templo Mayor. Son 18 puntos que fui recorriendo y trabajando a partir de los textos. Me apoyó la historiadora Lenice Rivera Hernández.
¿Qué es esa estructura con varas de madera que vemos en las imágenes?
Construí un barco, que es una entelequia de Hernán Cortés, un símbolo que se convirtió en el personaje que llevé punto por punto y que está presente en las 18 obras que también van acompañadas de textos de Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo y otros.
¿Qué observó en estos 18 puntos si tomamos en cuenta que hay más de 500 años de distancia de la circunstancia que prevaleció cuando llegó Cortés?
Cuando tu lees el momento en el que entra Cortés a Iztapalapa te das cuenta que era un paraíso, un reino maravilloso, gobernado por el hermano de Moctezuma. Lloras porque te imaginas el lago, la belleza, las chinampas, lo sembradíos, las casas pintadas, y cómo llegaban las gentes a sus casa en canoas; miras lo que hoy es Izatapala y lloras. Hay paisajes que siguen siendo magníficos como Cozumel, a donde llega Cortés. La idea es imaginarte el sentimiento de mirar la gran Tenochtitlán desde los volcanes, los valles pletóricos de bosques, ríos, lagos y ver lo que hoy es. Mira lo qué hicimos.
El ejercicio entonces ¿es una especie de inventario de lo perdido?
Por un lado se trata de reconocer a Cortés el papel que tuvo, de quitarlo del nicho de hombre maldito que destruyó; en realidad construyó y ayudó a cimentar una nación con una de las culturas más ricas del planeta, porque tras su llegada esto se convirtió en una cosa más rica, compleja, barroca, intrincada de lo que ya era.
Hay un autorretato que es Manuel como tenante, así se le llama a quien sostiene un obra, paráfrasis de Juan Diego. Yo, como Juan Diego, sostengo la imagen de Guadalupe; la aparición de la Virgen de Guadalupe es el momento culminante de la conquista, dada también a través de la religión, sin la cual no hubiera sido posible.
También la idea es mostrar condiciones que existían y que prevalecen en México: la desunión, el conflicto permanente, la confrontación entre los mexicanos que seguimos en la misma nave. Basta voltear a ver a los políticos y sus partidos para que te des cuenta que no hemos logrado subsanar esa animadversión entre los mexicanos. Si ahorita llegara otro Cortés nos volvería a conquistar porque seguimos igual de peleados, divididos. Entones también se trata de asomarnos a la terrible tragedia que estamos viviendo.
¿Quien sería el Cortés de hoy?
Los grandes señores feudales que son las grandes corporaciones de magnates que ya han tomado posesión del país, llámense bancos, tarjetas de crédito… Como quieras que se llamen. Seguimos tan vulnerables en la parte de la unión los mexicanos como cuando llegó Hernán Cortés.
¿Qué papel juega la fotografía en esto?
La fotografía es el detonante para la reflexión de lo perdido pero también de las condiciones actuales, es una herramienta de reflexión. Es un documento y muestra cómo es el territorio hoy, pero en realidad es la excusa, la plataforma para la reflexión histórica, no es tanto el documento testimonial periodístico de «mira qué feo está ahora ese lugar», sino como punto de arranque para la reflexión histórica.
La fotografía trata de reflejar la grandiosidad del paisaje, que es vaso comunicante para la sensación y noción de que aún somos un magnífico país que puede ser rescatado a partir de la comprensión de la historia. Y también es un documento para revisar el gran problema de la educación histórica más allá de mitos y héroes fabricados.