HOMENAJEAN A GRACIELA ITURBIDE CON EXPOSICIÓN EN PARÍS
Del 12 de febrero al 29 de mayo, la Fundación Cartier para el arte contemporáneo en París, Francia, presenta Heliotropo 37, la primera gran exposición dedicada a la fotógrafa mexicana Graciela Iturbide en ese país, la cual abarca obras que van desde la década de 1970 hasta la actualidad.
La muestra reúne más de 200 imágenes, desde sus fotografías más icónicas hasta su producción más reciente, además de una serie en color creada especialmente.
Durante más de 50 años, Iturbide ha creado imágenes que oscilan entre un enfoque documental y una mirada poética: “He buscado la sorpresa en lo ordinario, lo ordinario que podría encontrar en cualquier parte del mundo”, asegura la fotógrafa, famosa por sus retratos de indígenas seris en el desierto de Sonora y mujeres de Juchitán, así como por su trabajo fotográfico en torno a las comunidades y tradiciones ancestrales de México, pero también por la atención cuasi espiritual que presta al capturar paisajes y objetos.
Esta exposición única presenta las dos caras de Graciela Iturbide, brindando así una nueva perspectiva sobre su obra.
«En última instancia, creo que la fotografía es un ritual para mí. Para disparar con mi cámara, observar, capturar la parte más mítica del hombre, luego adentrarse en la oscuridad, desarrollar, elegir el simbolismo», asevera Iturbide.
La exposición presenta un gran número de fotografías de personas que conoció y objetos que llamaron su atención a lo largo de sus diversos viajes por México, pero también por Alemania, España, Ecuador, Japón, Estados Unidos, India, Madagascar, Argentina, Perú y Panamá, entre las décadas de 1970 y 1990.
Entre las series emblemáticas de este periodo se encuentran Los que viven en la arena, 1978, para la que Graciela Iturbide vivió durante mucho tiempo con la comunidad seri en el desierto de Sonora, al noroeste del país; Juchitán de las mujeres (1979-1989), dedicada a la mujer y la cultura zapoteca, en el valle de Oaxaca, en el sureste de México, y la serie White Fence Gang (1986-1989), centrada en los cholos, pandillas de origen mexicano en Los Ángeles y Tijuana.
Más que el realismo mágico con el que a menudo se la ha asociado, Graciela Iturbide prefiere la idea de un “toque de poesía e imaginación” que empuja más allá la interpretación documental y encuentra la oportunidad de aprender y sorprenderse a través de sus diversos viajes por el mundo: “El conocimiento es doble: cuando viajas, descubres cosas tanto fuera como dentro de ti, a través de tu soledad”.
Graciela Iturbide se inició en la fotografía en la década de 1970 junto a Manuel Álvarez Bravo (1902-2002), a quien siguió en sus viajes a los pueblos y fiestas populares mexicanas, donde lo vio buscar el lugar adecuado, esperando que algo sucediera, prácticamente invisible, sin molestar a nadie, y luego fotografiando todo lo que le interesaba. Álvarez Bravo se convirtió en mentor de la joven Graciela Iturbide y compartió con ella su sensibilidad y visión humanista del mundo.
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