FRONTERA JUNKIE
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Aquí demasiadas personas consumen drogas, todos tienen un familiar o conocido que las consume pero todos se niegan a reconocerlo; este trabajo trata de hacer visible lo obvio, comentó para Cuartoscuro Leopoldo Díaz Tercero quien recibió una mención especial por su serie fotográfica Frontera Junkie del Premio Alemán de Periodismo Walter Reuter 2015 cuyos resultados se dieron a conocer el pasado 26 de noviembre.
La serie busca retratar las drogas que principalmente se consumen en la frontera norte del país, específicamente en Baja California. Además de la ubicación geográfica, el título del ensayo se debe al ánimo de hacer alusión a la línea que se cruza de diversas maneras cada vez que alguien utiliza este tipo de sustancias químicas, de la realidad a la distorsión, de la depresión a la alegría, del aburrimiento a la distracción, de la salud a la enfermedad, del dolor del síndrome de abstinencia a la gloria, la reestructuración de las cualidades mentales y en muchos casos la frontera entre la vida y la muerte.
El trabajo está pensado en dos partes, la primera, que obtuvo el premio, muestra las drogas de mayor consumo y una segunda parte, en la que aún trabaja el autor, pretende retratar el entorno de los consumidores que ya fotografió.
Detrás del resultado final hay una labor de confianza y relaciones de amistad con muchos de los fotografiados. Uno de los objetivos de Frontera Junkie es “desestigmatizar” a los consumidores de drogas.
“Muchas de las personas que consumen tienen empleos y una vida normal, pero a veces sus conocidos al enterarse de su problema de adicción los excluyen y apartan. Yo tengo amigos con este tipo de problemas pero nuestra amistad no termina sólo se adapta, se trata de no dejarlos ni darles a espalda sino de ser más humanos y cercanos con ellos”, explicó el fotógrafo.
[slideshow_deploy id=’35597′] Frontera Junkie ha sido expuesta ya en algunos espacios y a pesar de que muestra el estilo de vida de una parte importante de los habitantes de esa zona fronteriza, quienes no son consumidores tienen un desconocimiento casi total sobre los estupefacientes que aparecen en las fotografías.
“La gente puede saber que sus conocidos o familia consumen drogas pero no tienen ni idea de que es lo que realmente están metiendo en sus cuerpos; me preguntan en las exposiciones qué es esto o aquello y les tengo que explicar que es cocaína o heroína u otra sustancia”.
Bella Vista, la 18 de Marzo, Infonavit Cucapah y los Virreyes, fueron algunos de los sitios frecuentados para obtener las imágenes presentadas, en donde por medio de la amabilidad de adictos y/o consumidores, se acordó siempre resguardar su protagonismo en anonimato.
El proyecto ha sido pensado para reflejar las cuestiones circundantes al uso de drogas, entre las que se pueden encontrar, el desamparo, el abandono, la degradación y la soledad en la que viven muchas personas adictas a este tipo de sustancias, ya que varias personas fotografiadas mientras ejecutaban su casi-santo ritual del consumo, son personas en completa banca rota física, económica, social y emocional.
Es importante señalar, que otra parte del proyecto trata de reflejar la euforia , la alegría y el placer que producen las drogas, ya que otros fotografiados son empleados, estudiantes y gente de familia, quienes opinan que llevan mucho consumiendo y nunca les ha causado problemas mayores.
La serie busca retratar las drogas que principalmente se consumen en la frontera norte del país, específicamente en Baja California. Además de la ubicación geográfica, el título del ensayo se debe al ánimo de hacer alusión a la línea que se cruza de diversas maneras cada vez que alguien utiliza este tipo de sustancias químicas, de la realidad a la distorsión, de la depresión a la alegría, del aburrimiento a la distracción, de la salud a la enfermedad, del dolor del síndrome de abstinencia a la gloria, la reestructuración de las cualidades mentales y en muchos casos la frontera entre la vida y la muerte.
El trabajo está pensado en dos partes, la primera, que obtuvo el premio, muestra las drogas de mayor consumo y una segunda parte, en la que aún trabaja el autor, pretende retratar el entorno de los consumidores que ya fotografió.
Detrás del resultado final hay una labor de confianza y relaciones de amistad con muchos de los fotografiados. Uno de los objetivos de Frontera Junkie es “desestigmatizar” a los consumidores de drogas.
“Muchas de las personas que consumen tienen empleos y una vida normal, pero a veces sus conocidos al enterarse de su problema de adicción los excluyen y apartan. Yo tengo amigos con este tipo de problemas pero nuestra amistad no termina sólo se adapta, se trata de no dejarlos ni darles a espalda sino de ser más humanos y cercanos con ellos”, explicó el fotógrafo.
[slideshow_deploy id=’35597′] Frontera Junkie ha sido expuesta ya en algunos espacios y a pesar de que muestra el estilo de vida de una parte importante de los habitantes de esa zona fronteriza, quienes no son consumidores tienen un desconocimiento casi total sobre los estupefacientes que aparecen en las fotografías.
“La gente puede saber que sus conocidos o familia consumen drogas pero no tienen ni idea de que es lo que realmente están metiendo en sus cuerpos; me preguntan en las exposiciones qué es esto o aquello y les tengo que explicar que es cocaína o heroína u otra sustancia”.
Bella Vista, la 18 de Marzo, Infonavit Cucapah y los Virreyes, fueron algunos de los sitios frecuentados para obtener las imágenes presentadas, en donde por medio de la amabilidad de adictos y/o consumidores, se acordó siempre resguardar su protagonismo en anonimato.
El proyecto ha sido pensado para reflejar las cuestiones circundantes al uso de drogas, entre las que se pueden encontrar, el desamparo, el abandono, la degradación y la soledad en la que viven muchas personas adictas a este tipo de sustancias, ya que varias personas fotografiadas mientras ejecutaban su casi-santo ritual del consumo, son personas en completa banca rota física, económica, social y emocional.
Es importante señalar, que otra parte del proyecto trata de reflejar la euforia , la alegría y el placer que producen las drogas, ya que otros fotografiados son empleados, estudiantes y gente de familia, quienes opinan que llevan mucho consumiendo y nunca les ha causado problemas mayores.
Se busca mostrar ambas caras de la moneda, la vida junkie donde no existe nada más que obtener las dosis diarias para sobrevivir al dolor de la abstinencia, y la vida junkie en donde se pretende llevar una vida socialmente aceptable mientras el consumo no es algo primordial en la vida de la persona, aunque se sabe que esto último, sólo unos cuantos tienen la fortuna de lograr, ya que las adicciones suelen ser progresivas y crónicas.
Leopoldo Tercero Díaz Gutiérrez es estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).