RESONANCIAS DE ELSA MEDINA
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ELSA MEDINA: HÁLITO Y AURA
Gabriela Vélez Paz
Luego de dedicarse más de once años al fotoperiodismo en los diarios La Jornada y El Sur, y de aplicarse puntualmente a palpar el relieve de esa colosal cicatriz que es la frontera México-EU, Elsa Medina decidió, desde lo profundo de sí misma, colocarse con su cámara en el intersticio de lo que se observa, más que en lo que se ve: en ese gozne entre la realidad y la línea de sombra, en esa zona de lo que casi nadie percibe. La suya fue una translación hacia otra modalidad de interpretación de la realidad, un sutil situarse justo en medio del suceso.
Quizá por eso las imágenes de esta selección corresponden a un más íntimo saber estar en el mundo; a una más fina atención hacia el instante, a una intuición muy interiormente trabajada sobre el latido del momento, donde Elsa actúa como atenta receptora de datos sensoriales que nos llevan a una comprensión más plena que la propiciada por la fotografía explícita. Esto se anunciaba en las imágenes de sus años diarísticos, en las que, como dirían los budistas, su máxima percepción es su permanente estado de conciencia.
La contemplación de la naturaleza, de la fauna; del instante en que el animal humano cede ante los resortes de lo más atávico de su alma. El hálito, el aura del suceso político o histórico, más que el suceso mismo. En estas fotografías intuimos cómo Elsa ha ido apartando mente de conciencia en algún remoto lugar de su alma de artista. Su confianza en tal conciencia ha crecido sin cesar, por lo que su lente es un testigo cada día más inocente y humilde de las cosas que pasan: estas imágenes lo atestiguan.
Gabriela Vélez Paz
Luego de dedicarse más de once años al fotoperiodismo en los diarios La Jornada y El Sur, y de aplicarse puntualmente a palpar el relieve de esa colosal cicatriz que es la frontera México-EU, Elsa Medina decidió, desde lo profundo de sí misma, colocarse con su cámara en el intersticio de lo que se observa, más que en lo que se ve: en ese gozne entre la realidad y la línea de sombra, en esa zona de lo que casi nadie percibe. La suya fue una translación hacia otra modalidad de interpretación de la realidad, un sutil situarse justo en medio del suceso.
Quizá por eso las imágenes de esta selección corresponden a un más íntimo saber estar en el mundo; a una más fina atención hacia el instante, a una intuición muy interiormente trabajada sobre el latido del momento, donde Elsa actúa como atenta receptora de datos sensoriales que nos llevan a una comprensión más plena que la propiciada por la fotografía explícita. Esto se anunciaba en las imágenes de sus años diarísticos, en las que, como dirían los budistas, su máxima percepción es su permanente estado de conciencia.
La contemplación de la naturaleza, de la fauna; del instante en que el animal humano cede ante los resortes de lo más atávico de su alma. El hálito, el aura del suceso político o histórico, más que el suceso mismo. En estas fotografías intuimos cómo Elsa ha ido apartando mente de conciencia en algún remoto lugar de su alma de artista. Su confianza en tal conciencia ha crecido sin cesar, por lo que su lente es un testigo cada día más inocente y humilde de las cosas que pasan: estas imágenes lo atestiguan.
La exposición Resonancias de la fotoperiodista mexicana Elsa Medina, exhibida en el Museo Nacional de la Revolución (MNR), estará abierta al público en la Galería de Arte Contemporáneo del Museo Nacional de la Revolución hasta el 13 de marzo del próximo año.
El horario de visita es de martes a viernes, de 9:00 a 17:00 horas. Sábados y domingos, de 9:30 a 18:30 horas. Entrada general: $28.00 con 50 por ciento de descuento al presentar credencial vigente de estudiante, maestro e INAPAM.