EL ROPERO DE LAS SEÑORITAS…
Hay historias familiares que corren paralelas al devenir de una sociedad, definiendo una a la otra. Ese es el caso de la familia Sámano y la localidad de Acámbaro, Guanajuato, cuyas memorias salen a la luz a través de un álbum familiar que es analizado por uno de sus descendientes: el antropólogo Carlos Vázquez Olvera, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta).
«El ropero de las señoritas Sámano Serrato» es el octavo libro de la serie Testimonios del Archivo que edita el Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo). Este título, lleno de añoranzas, define el objetivo del libro al adentrarse en las anécdotas de varias generaciones desde la mitad del siglo XIX hasta la década de los 60, para perfilar las transformaciones de esta población del Bajío.
En la ciudad de Acámbaro hay una calle dedicada al doctor Francisco Sámano y las mujeres de esta familia son recordadas como personas devotas a la imagen de la Virgen del Refugio, a quien consideraban su patrona. Sin embargo, muchos lugareños desconocían la intimidad de esta descendencia, que de algún modo puede ser la de cualquier acambarense.
A lo largo de sus 176 páginas, divididas en cuatro capítulos, y de 60 fotografías que representan la memoria visual de una estirpe, Carlos Vázquez Olvera, el director actual del Museo Nacional de las Culturas del INAH, narra la historia regional de manera paralela con la de sus ascendentes por el lado paterno y convierte las fotografías familiares en fuentes de investigación documental.
El lector puede encontrar la imagen de una población —Acámbaro—, dedicada a la agricultura y la ganadería, a la vida cotidiana de unos hacendados, los Sámano y los cambios que sufrieron a partir del movimiento revolucionario hasta ser hoy en día una ciudad con todos los servicios y que pese a la migración de sus habitantes hacia Estados Unidos intenta mantener su identidad.
Cabe mencionar que no es el primer libro que Carlos Vázquez Olvera dedica a esta comunidad, ya antes había escrito Los encantos acambarenses y sus moradas, basado sobre todo en la tradición oral sobre aparecidos y espantos. Sin embargo, en su texto más reciente, el autor descubrió “que a las imágenes se le puede hacer una serie de preguntas al igual que a un texto”.
Aunque el patriarca de la familia fue el doctor Francisco Sámano Román, el libro destaca el papel de sus 15 hijas, quienes muchas de las veces debieron hacerse cargo de los asuntos familiares. No obstante que a estas hermanas se les observa en paseos por el campo, en diversiones, bodas, tertulias o formando parte de congregaciones religiosas, fueron mujeres de carácter fuerte.
“Cuando en el siglo XX comenzaron a abrirse otros polos de desarrollo, los hombres de la familia migraron a Monterrey, a la Ciudad de México y a Querétaro y fueron mis tías quienes tomaron las riendas de las tierras que le quedaron a la familia después del reparto agrario emanado de la Revolución”, explicó Carlos Vázquez Olvera.
“Dos de ellas —mis tías Carmen y Esperanza— dialogaron con ejidatarios, con campesinos sobre la renta de las tierras, en las cosechas, pero también existe la contraparte, las mujeres que se reorganizaron dentro de sus casas y se mantuvieron en el ámbito doméstico. Así que vemos a las mujeres en varias facetas”, explica el autor.
Para la historiadora Gloria Falcón, en El ropero de las señoritas Sámano Serrato se advierte que la memoria preservada es fruto de las redes femeninas, tanto las sociales, como de las narraciones que las mujeres de la familia construyeron a través de las generaciones.
En el libro “abundan los retratos que declaran la devoción religiosa como elemento de identidad, el retrato como instrumento de fijación de la memoria en nuestros rasgos de conducta más encomiables. Así encontramos fotografías cuyo tema es la coronación de la Virgen del Refugio, frailes franciscanos, monjas (…) seriedad, sobriedad, devoción. Todo es uno, a pesar de la juventud de los retratados.”
“Todas estas imágenes nos ayudan a comprender la vida de finales del siglo XIX y principios del XX en el Bajío”, dijo la historiadora.
Sin embargo, como señala Carlos Vázquez Olvera, El ropero de las señoritas Sámano Serrato es sólo una contribución para comprender una región que ha sido muy poco estudiada, pese a su riqueza histórica, desde la época prehispánica hasta hoy.
(Fuente: INAH)
«El ropero de las señoritas Sámano Serrato» es el octavo libro de la serie Testimonios del Archivo que edita el Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo). Este título, lleno de añoranzas, define el objetivo del libro al adentrarse en las anécdotas de varias generaciones desde la mitad del siglo XIX hasta la década de los 60, para perfilar las transformaciones de esta población del Bajío.
En la ciudad de Acámbaro hay una calle dedicada al doctor Francisco Sámano y las mujeres de esta familia son recordadas como personas devotas a la imagen de la Virgen del Refugio, a quien consideraban su patrona. Sin embargo, muchos lugareños desconocían la intimidad de esta descendencia, que de algún modo puede ser la de cualquier acambarense.
A lo largo de sus 176 páginas, divididas en cuatro capítulos, y de 60 fotografías que representan la memoria visual de una estirpe, Carlos Vázquez Olvera, el director actual del Museo Nacional de las Culturas del INAH, narra la historia regional de manera paralela con la de sus ascendentes por el lado paterno y convierte las fotografías familiares en fuentes de investigación documental.
El lector puede encontrar la imagen de una población —Acámbaro—, dedicada a la agricultura y la ganadería, a la vida cotidiana de unos hacendados, los Sámano y los cambios que sufrieron a partir del movimiento revolucionario hasta ser hoy en día una ciudad con todos los servicios y que pese a la migración de sus habitantes hacia Estados Unidos intenta mantener su identidad.
Cabe mencionar que no es el primer libro que Carlos Vázquez Olvera dedica a esta comunidad, ya antes había escrito Los encantos acambarenses y sus moradas, basado sobre todo en la tradición oral sobre aparecidos y espantos. Sin embargo, en su texto más reciente, el autor descubrió “que a las imágenes se le puede hacer una serie de preguntas al igual que a un texto”.
Aunque el patriarca de la familia fue el doctor Francisco Sámano Román, el libro destaca el papel de sus 15 hijas, quienes muchas de las veces debieron hacerse cargo de los asuntos familiares. No obstante que a estas hermanas se les observa en paseos por el campo, en diversiones, bodas, tertulias o formando parte de congregaciones religiosas, fueron mujeres de carácter fuerte.
“Cuando en el siglo XX comenzaron a abrirse otros polos de desarrollo, los hombres de la familia migraron a Monterrey, a la Ciudad de México y a Querétaro y fueron mis tías quienes tomaron las riendas de las tierras que le quedaron a la familia después del reparto agrario emanado de la Revolución”, explicó Carlos Vázquez Olvera.
“Dos de ellas —mis tías Carmen y Esperanza— dialogaron con ejidatarios, con campesinos sobre la renta de las tierras, en las cosechas, pero también existe la contraparte, las mujeres que se reorganizaron dentro de sus casas y se mantuvieron en el ámbito doméstico. Así que vemos a las mujeres en varias facetas”, explica el autor.
Para la historiadora Gloria Falcón, en El ropero de las señoritas Sámano Serrato se advierte que la memoria preservada es fruto de las redes femeninas, tanto las sociales, como de las narraciones que las mujeres de la familia construyeron a través de las generaciones.
En el libro “abundan los retratos que declaran la devoción religiosa como elemento de identidad, el retrato como instrumento de fijación de la memoria en nuestros rasgos de conducta más encomiables. Así encontramos fotografías cuyo tema es la coronación de la Virgen del Refugio, frailes franciscanos, monjas (…) seriedad, sobriedad, devoción. Todo es uno, a pesar de la juventud de los retratados.”
“Todas estas imágenes nos ayudan a comprender la vida de finales del siglo XIX y principios del XX en el Bajío”, dijo la historiadora.
Sin embargo, como señala Carlos Vázquez Olvera, El ropero de las señoritas Sámano Serrato es sólo una contribución para comprender una región que ha sido muy poco estudiada, pese a su riqueza histórica, desde la época prehispánica hasta hoy.
(Fuente: INAH)
Es la historia de mi familia. Gracias por publicar el artículo. Mi abuelo materno era Salvador Sámano Serrato, hermano de las señoritas protagonistas del libro.
Navegando me encontré estas fotografías y me resultan muy interesante por que algunas son la viva imagen de mis sobrinas.
Mi Abuelo paterno fue Vicente Sámano el era oriundo de Tangancicuaro Michoacan y no se mucho de sus parientes.
Desearía tener mas información.
Visite Acambaro y me sorprendí al encontrar una calle con el apel