El renacer del río colorado
Tamara Blazquez Haik emprendió una travesía al río Colorado con un propósito: documentar la fauna que ahí habita y las zonas que han sido restauradas por asociaciones civiles mexicanas y estadounidenses que trabajan para regresar el flujo del agua al delta del río.
Junto con su cámara, la fotógrafa recorrió la Ciénega de Santa Clara, el humedal más grande en el delta del Colorado, hogar de 240 especies de aves, y el sitio restaurado El Chausse, donde se han rescatado humedales, bosque ripario y de mezquite, entre otros ecosistemas.
“Llegamos a la ciénaga justo al amanecer, el cual fue un espectáculo inolvidable de la naturaleza”, cuenta Blazquez Haik.
Ahí fue recibida por Juan Butrón, habitante del ejido, así como por el señor Miguel, quien dirigió el recorrido el lancha acompañado por Piraña, un perrito que hizo las veces de co-capitán.
“Durante el recorrido, pudimos observar distintas especies de aves mientras escuchábamos los relatos del Juan Butrón, quien ha vivido en el ejido toda su vida y es, además, un gran experto en aves. Nos contaba de las especies que antes se veían en la zona y que desaparecieron junto con el agua, pero que han ido volviendo poco a poco conforme los esfuerzos de restauración, en los cuales él y varios miembros de su familia participan, han ido teniendo éxito”, añade.
El delta del río se encuentra en los estados de Baja California y Sonora, la cual, desde hace varias décadas, se ha ido secando poco a poco. Dicho río abastece de agua a más de 36 millones de personas entre México y Estados Unidos, siendo así uno de los más importantes de Norteamérica. El delta llegó a extenderse a 2 millones de hectáreas aproximadamente, creando humedales, ciénegas y diversos ecosistemas que se extienden desde el suroeste de la Unión Americana hasta el mar de Cortés.
Sin embargo, de 1998 a 2001 el flujo del agua dejó de alcanzar el océano debido a la
construcción de presas en Estados Unidos a lo largo del cauce del río, entre otros
factores, ocasionando así un deterioro en los ecosistemas y la biodiversidad que
dependen del delta para su supervivencia, además de las comunidades y pueblos
originarios que desarrollaron sus vidas y culturas en torno al río a lo largo de los años.
En 2014, gracias al trabajo de distintas organizaciones, el delta del Río Colorado renació.
“Después de la ciénega, seguimos el recorrido por el ejido hacia el estuario del delta. A mediodía la niebla se había disipado y pudimos observar paisajes fantásticos que a mi parecer eran surreales y realmente bellos, como nada que hubiese visto antes”, añade Tamara.