El juego de la instalación, el video y la videopintura
Entrevista con Gillian Wearing
Miguel Ángel Muñoz
Londres. Inglaterra. La complejidad de las relaciones humanas es uno de los temas centrales de la obra de la británica Gillian Wearing. Ganadora del prestigioso premio Turner en 1997, es una artista que va de la instalación al vídeo tomando como fuente de inspiración los formatos de los documentales de televisión y los programas “de confesiones” para explotar los aspectos íntimos de comportamiento social contemporáneo.
El trabajo de Wearing apela a la capacidad del individuo de escuchar voces y experiencias ajenas. Su trabajo, influido por la estética documentalista de los años 70, muestra la vida desde la mirada del arte y supone una crítica al documentalismo tradicional, ya sea fotográfico o fílmico.
En definitiva temas como quiénes somos, cómo nos ven los demás, qué es verdad y qué es mentira sobre nosotros mismos, para qué sirven las apariencias, qué hay que mostrar y qué hay que ocultar subyacen como sustrato teórico de este trabajo
Nacida en Birmingham, Inglaterra, en 1963, Gillian Wearing ha presentado su obra en varios museos del mundo y se encuentra representada en casi todas las colecciones públicas de Europa. Un ejemplo de su trabajo es el vídeo Drunk (borrachos), que se ha vuelto un referente obligado en las bienales recientes de arte contemporáneo como Venecia y Kassel. En éste intenta darle voz a los marginados de la sociedad británica. Wearing pone de manifiesto que las emociones y el comportamiento humano son a la vez extraños y familiares, aunque los personajes de su obra son diferentes, experimentan y sienten cosas que todos pueden comprender.
Otras obras incluyen un video de la artista bailando en un centro comercial; fotografías de personas sosteniendo carteles en los que han escrito una consigna de su elección; y un video de un simulacro de tiroteo entre entusiastas de los vaqueros. Gillian Wearing estudió en la Chelsea School of Art (1985 -1987) y en el Goldsmiths College de la Universidad de Londres (1987-90), donde vive y trabaja actualmente. Desde los 90 ha expuesto en galerías y centros de arte de Europa y Norteamérica. Su obra, que incluye fotografías, videos, proyectos para televisión y acciones en el espacio urbano, gira en torno a la construcción de la identidad personal y los conflictos entre lo público y lo privado.
¿Cuál es el propósito estético y visual de sus videos?
– Pretendo captar los elementos del comportamiento psicológico de la persona desinhibida. En este sentido el video es en gran medida una prolongación de otras obras mías anteriores, como Dancing in peckham y Slight reprise. El alcohol es un instrumento obvio para liberar la inhibición. Suprime una gran cantidad de raciocinio y potencia nuestras condiciones físicas y sentimentales. Durante años, estuve dándole vueltas para ver cómo podría captar algo de sus cualidades adictivas.
¿ Qué le atrae de los tomadores para trasladarlo a una obra artística?
– Me atrae la idea de los vaivenes que se desarrollan según un modelo cíclico. Había tratado de idear alguna manera de mostrar esto, sabiendo que en algunos casos extremos podía suponer una actividad encubierta por parte del personaje. Por eso me atrajeron los borrachos de la calle, porque estaban acostumbrados a mostrarse en público. Además, daba la sensación de que pertenecían a la comunidad y que, por lo tanto, estaban habituados a una interacción cotidiana mientras estaban ebrios.
¿ Cómo fue el proceso de grabación?. Lo pregunto pues debe ser difícil relacionarse con este tipo de personajes.
En 1997 decidí tomar las primeras imágenes de prueba. Hablé con un pequeño grupo de borrachos callejeros del sur de Londres y quedamos en una fecha para filmar. El día concertado aparecieron muchos más de los que yo esperaba y resultó bastante caótico. Considerándolo retrospectivamente, creo que la cosa se me fue de las manos, pues ahí tenía al grupo de gente más numeroso que jamás había congregado y, además, no conocía a nadie. En un momento dado las botellas empezaron a salir volando por los aires y yo me encontré en una situación volátil y de intimidación. Entonces me di cuenta de que no podía simplemente plantarme ahí y captar la vida espontáneamente. Los metros de película filmados aquel día lo confirman, pues la mayor parte de los presentes querían jugar a que se peleaban. Esto me intereso en un principio, porque la gente se anima bajo los efectos del alcohol; de ahí la sensación de que están actuando.
Su obra muchas veces se percibe como un documental, aunque hay un gran trabajo de posproducción. ¿Qué tan compleja resulta la edición final para lograr un matiz más pictórico que documental?
– En mi video Drunk, por ejemplo, tardé varios meses en editarlo. Sentía que primero deseaba convivir con el material para poder absorber las imágenes. También me parecía natural tomarme el tiempo necesario para pensar más las cosas, puesto que había hecho lo mismo para tratar de llegar a conocer a la gente. En el caso especial de Drunk, a diferencia de otros trabajos míos se trataba más bien de elegir los momentos que dan coherencia al conjunto. En cierto modo esto puede parecerse a la pintura: la elección de las pinceladas adecuadas para crear una forma.
En gran parte de su obra aborda gente común y corriente, a menudo directamente en la calle. ¿Considera qué hay un motivo especial en ese proceso?
– Cuando empecé a fotografiar a la gente pensé que lo que tenía que decir era muy poco. Más bien debía aprender de lo que escuchaba y observaba en los demás. La televisión y los anuncios nos bombardean con determinados mensajes, pero hay muchas cosas que se quedan en el tintero. Hay personas a quienes nunca se les escucha.
Se suele citar a Diane Arbus para hablar de su trabajo. Ella pensaba que había detalles que la gente jamás llegaría a ver si no las fotografiaba. ¿Cree que esto es aplicable a su obra?
– El trabajo de Arbus es fantástico. Yo conocía muy poco su obra hasta que realicé la serie Signs that say what you want them to say and not Signs that say what someone else wants you to say, a raíz de la cual se ha citado bastante en relación con estas fotografías. Es una de las pocas personas cuyas fotografías te hablan. Sientes que hay una relación intensa entre ella y la gente a la que fotografía. Que no se limitó a retratar a cualquiera, sino que busca los personajes adecuados.
¿ Cree que su obra habla a través de los rostros de esos desposeídos de los bajos fondos de Londres? ¿ Podrán ser también máscaras que la han marcado de diversas maneras?
– Cuando estoy recopilando material obviamente me interesan cosas que me recuerdan situaciones que he vivido y a personas que he conocido. Como soy muy reservada me atrae la gente que no tiene inhibiciones. miguelamunozpalos@prodigy.net.mx
El arte en la actualidad con la videoinstalacion, el videoarte, el arte 3d y las proyecciones se ha complicado mucho pero también es cierto que ha evolucionado. La tecnología ha conseguido crear obras que nunca antes habíamos visto.
En la convocatoria Arte y Vida de Fundación Telefónica van a mostrarse muchas obras que fusionan la tecnología con el arte. Conoceis la convocatoria?
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