Daniel Nájera: el juego con las sombras
Elegí la especialidad en Dirección de Fotografía en el Centro de Capacitación Cinematográfica; siempre me interesó la luz y el movimiento por lo que en aquel tiempo era lo único en que pensaba. Curiosamente no me interesaba tomar fotografías, no veía mi cámara como una herramienta de expresión, sólo la usaba para experimentar. Fue a partir de la pandemia cuando trabajé en documentales, haciendo muchas entrevistas, seguimientos. Pero algo en mí me hacía ruido o cosquillas; mi curiosidad me llevó a buscar todo lo opuesto para mi acto de creación: sentía que había otra autenticidad en el mundo y las personas. Desde entonces me convertí en esos que cargan su cámara a donde sea: lo bonito y espontáneo ocurre todo el tiempo frente a nuestros ojos.
Siempre admiré y respeté mucho la fotografía editorial y de paisajes, también porque históricamente fue la primera con la que tuve contacto. Pero algo dentro de mí me indicaba que ese no era mi camino; soy una persona bastante introvertida y me cuesta pedirle a las personas que realicen ciertas poses. Es decir, mi camino en la fotografía ha sido marcado principalmente por saber cuál tipo de fotografía no es para mí. Actualmente me encuentro en un lugar pleno con la fotografía callejera, de retroalimentación y desafío constante.
Me gusta tomar fotografías porque lo veo como un acto de creación sumamente personal, donde colaboro con el mundo dejándome rodear por la materia, sin manipulaciones. Mi camino ftográfico apenas comienza aunque han surgido oportunidades que me han emocionado y nutrido bastante. En 2022 mi portafolio de fotografías fue elegido para tomar el curso con Alex Webb en la ciudad de Nueva York sobre fotografía callejera y ahí fue donde todo empezó a tener sentido. No hace mucho una de mis fotografías fue seleccionada para el primer libro de fotografía callejera en Latinoamérica, lo que más me emocionó fue que eligieron la que tomé en mi ciudad, Chihuahua.
Finalmente, hace un par de semanas mi portafolio tuvo la dicha de ser uno de los elegidos por parte de Leica en México. Allí tuve la oportunidad de conocer al fotógrafo miembro de MAGNUM, Yael Martínez quien me asesoró y orientó para mi siguiente paso fotográfico.
Creo que la tranquilidad de muchas personas recae en explicar un por qué a las cosas. Para mí, una fotografía no debe ser ni dar una respuesta. Yo la veo como una conversación quizás compleja, donde se mezclan elementos, colores, luces y sombras. Como audiencia, la verdad es que disfruto quedarme un buen tiempo recorriendo las imágenes, haciéndome preguntas que no quiero saber su respuesta.
Finalmente como fotógrafo, me gusta hacer imágenes de manera intuitiva estando en el presente; es algo que me trae calma.