Ciudad de México. Ciudad Roma
Una evolución natural, intuitiva y necesaria ha conducido a la fotógrafa Graciela Iturbide a integrar nuevos interlocutores a su diálogo permanente con el mundo por medio de su cámara. Esta vez se trata de objetos, los que también le han permitido, como es su costumbre, hacer de la fotografía un pretexto para conocer otras culturas. Como resultado de la presencia de estos nuevos protagonistas en el interés de Iturbide se inaugura este jueves, a las 19:00 hrs, la exposición Ciudad de México. Ciudad Roma, en el Museo Archivo de la Fotografía (Guatemala 34, Centro Histórico, Ciudad de México).
La muestra integrada por cerca de 80 piezas, impresas en diferentes técnicas, está dividida en dos partes: una dedicada a la ciudad de México y la otra a Roma, teniendo como único vínculo la mirada de Iturbide en busca de estos objetos parlanchines algunas veces y, otras, silenciosos pero evocadores.
El trabajo relativo a Roma se presenta por primera vez en México, y el referente al Distrito Federal y a algunas partes cercanas a éste, como Chalma y el jardín botánico de Oaxaca, es en su mayoría inédito. Ambos trabajos incluyen objeto, paisaje y arquitectura.
¿Cómo se da la transición de su atención en la cultura popular y las personas a los objetos, a lo abstracto?
Creo que es totalmente natural; en un momento comencé a fijarme en cosas en las que no me había fijado, como el paisaje, los objetos. Creo que como las personas, los objetos también tienen muchas cosas que decir: quién lo dejó ahí, por qué está de esta forma, con esto y con eso otro. Fue algo necesario e intuitivo donde comencé a fijarme en eso y comencé a emocionarme; no quiere decir que ya no tomé personas, claro que lo hago.
“He tenido una fascinación de encontrarme cosas tiradas o ir a la Lagunilla a encontrar objetos y ponerlos en mi
casa, pero ahora quiero encontrar mis propios objetos en la calles, en el jardín, en las piedras, en los paisajes extraños. Creo que uno va evolucionando de una manera intuitiva, no en buen ni en mal sentido, sino que uno va tratando de ver qué otras cosas hay en la vida. Mis ojos estaban puestos en las comunidades indígenas, en lugares que visité, ahora mis ojos, mi mente y mi corazón están en encontrar un objeto, y cuando lo encuentro soy la más feliz del mundo”.
Graciela destaca el trabajo realizado en el jardín botánico de Oaxaca, a donde llegó por invitación de Francisco Toledo, quien en otros momentos también tuvo que ver con trabajos realizados por la fotógrafa, como el de Juchitán de las mujeres. En el jardín botánico Iturbide se sintió conmovida por la intervención que los jardineros realizaban en el tratamiento de las plantas: “Eran como intervenciones artísticas”, cuenta, así las formas cedieron a su mirada. Algunas de las impresiones de estas tomas fueron hechas en heliograbado para la muestra.
En Roma, confiesa Iturbide, su guía espiritual fue Pier Paolo Passolini, cineasta y escritor que estudió antes de viajar a Italia como parte de su preparación que antecede a cualquier trabajo que está por iniciar: leer, ver películas, escuchar música. Pero más allá de sus películas la inspiración estuvo en ese personaje anárquico que fue Passolini, por ello la exposición incluye tomas sobre Ostia, lugar donde falleció el cineasta.
En la parte referente a Roma se incluirán extractos de A las ruinas de Roma, de Quevedo, seleccionados por la propia fotógrafa. Y en las parte de México, por ejemplo, leeremos un texto del primer encuentro entre Moctezuma y Cortés.
También se presenta como parte de la muestra una serie de autorretratos impresos en platino, uno muy reciente en el que se observan las radiografías del pie izquierdo de Iturbide que fue operado recientemente, y que testimonia la vitalidad de su veta introspectiva. También se incluirán algunas piezas captadas en 1974.
La curaduría de esta muestra, que se integra a la red de exposiciones de Fotoseptiembre, fue realizada por Estela Treviño y Graciela Iturbide. Se prevé que al final de la exposición se presente un pequeño catálogo que será coeditado por la Secretaría de Cultura del Distrito Federal y el Centro de la Imagen.
Graciela Iturbide trabaja ahora en la realización de una ficción dedicada a los niños, en la que aparecerán sus tres nietos, y continúa en el trabajo de Cerdeña, a donde regresará en octubre para seguir dialogando con la tierra, los cardos, las piedras y los murales a través de su cámara. (Anasella Acosta) Nieto)