Fotopinturas brasileñas y fotoesculturas mexicanas

Pieza que forma parte de la exposición Fotopinturas brasileñas y Fotoesculturas mexicanas, de la colección Titus Riedl, que se exhibe en la Galería López Quiroga

Provenientes de las colección Titus Riedl, las piezas que  integran esta exhibición  dan cuenta de la hechura artesanal tanto en la nación carioca como en territorio mexicano, surgida a finales del  siglo XIX y consistente en el manejo de la fotografía (principalmente el retrato) y su manipulación pictórica mediante aplicaciones especiales del color, la alteración compositiva y la texturización icónica.  Sede: Galería López Quiroga, ubicada en Aristóteles 169 esq. Horacio Polanco, México, D.F. (55)5280.1710 / (55)5280.3710. Puede visitar la muestra curada por Patricia Álvarez de lunes a viernes, de 10:00 a 19:00 horas, y los sábados de  10:00 a 14:00 horas. Concluye el  15 de octubre.

Desde finales del siglo XIX en el noreste del Brasil se desenvolvió una interesante artesanía consistente en el manejo de la fotografía (principalmente el retrato) y su manipulación pictórica mediante aplicaciones especiales del color, la alteración compositiva y la texturización icónica.

En los medios rurales brasileños las consabidas fotos en blanco y negro fueron transformándose mediante una ingeniosa artesanía, en imágenes a color de los más queridos y admirados miembros y representantes de la familia, desaparecidos o no. De tal modo,  sus imágenes surgieron en las paredes y los muebles de salas, comedores, cuartos de la casa; en poses y composiciones logradas mediante prefiguraciones múltiples: reunir en un “cuadro” a matrimonios, uno de cuyos miembros habría muerto desde hace tiempo; también a hermanos, primos, parientes que hubiesen dejado la región y el país anteriormente.

Estas ingeniosas maniobras (que sólo se alcanzarían mediante el posterior avance tecnológico en la fotografía y la computación) incluyeron la “reunión” atemporal y pictórica de grupos de escolares, amigos, correligionarios, emigrantes y, suponemos, hasta de brujos, esperanzados amantes y añorados gobernantes.

Por la misma época en todo el territorio mexicano se puso de moda una conversión artesanal semejante, ésta consistente en “darle cuerpo” y dimensión volumétrica a las fotos domésticas y familiares mediante el recorte de las efigies y su aparición, en relieve, en bases de madera y “prisiones” de vidrio que hacían cambiar la “aparición” de los personajes fotografiados concediéndoles una muy importante “tridimensionalidad”, es decir, los rostros y torsos de familiares, parejas, parientes, amigos (muy queridos o no) compañeros de trabajo y escuela lograban un efecto de preponderancia, homenaje y hasta de santidad porque, convertidos en composición escultórica, ampliaban la importancia visual, afectiva y emocional de los personajes “expuestos”.

La enorme variedad en las composiciones fotográficas, en las muestras de los personajes y en las formas de los marcos y sostenes de madera permitieron el interjuego y la combinación de objetivos y efectos, de colores y “relatos”, de veneración y memoria.

Como ha ocurrido con todos los fenómenos “ideados” y “hechos para avanzar” por el ingenio humano y popular, estas mismas prácticas y sus logros se han asimilado posteriormente a las técnicas del gran arte y de la tecnología avanzada. Con todo, las piezas originales han permanecido en el espacio y el tiempo sociales e históricos como evidentes y atractivas muestras de inteligencia, ingenio, sabiduría y destreza artesanales.

Surgieron en los medios rurales las consabidas fotos en blanco y negro que fueron transformándose, mediante una ingeniosa artesanía, en imágenes a color de los más queridos y admirados miembros y representantes de la familia, desaparecidos o no, quienes, en su momento, surgieron en las paredes y los muebles de salas, comedores, cuartos de la casa; en poses y composiciones logradas mediante prefiguraciones múltiples: reunir en un “cuadro” a matrimonios, uno de cuyos miembros habría muerto desde hace tiempo; también a hermanos, primos, parientes que hubiesen dejado la región y el país anteriormente. ( Con información dela galería López Quiroga)

Pieza que forma parte de la colección Titus Riedl, que se exhibe en la Galería López Quiroga

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